
Los nueve mil trabajadores y trabajadoras de Iberdrola exigen un convenio justo que reconozca su aportación a los resultados de la compañía y garantice su poder adquisitivo. La empresa, que obtuvo más de 5.600 millones de euros de beneficio, propone a su plantilla un incremento salarial “en base a parámetros de empresa”, lo que para CCOO “parécelle unha vergoña”, tratándose de la primera eléctrica de Europa y una de las principales compañías del IBEX.
Por ello, este sindicato llama al personal a secundar la jornada de huelga convocada para el 6 de junio, junto a UGT y ELA, ante la negativa permanente de la empresa a avanzar en la negociación del convenio, que no ha dado ningún resultado desde que comenzó el pasado mes de enero. A lo largo de la mañana del viernes, los trabajadores y trabajadoras se concentrarán a las puertas de todos los centros.
Durante los últimos cuatro años, el personal de Iberdrola acumula una pérdida de poder adquisitivo del 16,57%. Sus salarios aumentaron un 2,83%, mientras la inflación se disparó un 19,4%. La tacañería de la eléctrica es especialmente hiriente cuando lleva años batiendo récords. El beneficio neto se incrementó un 16,84% y la retribución del presidente un 6,45%. En 2024, el negocio en España aportó el 52,49% del beneficio neto y el 37,2% del Ebitda mundial.
La propuesta económica de Iberdrola obliga al personal a asumir la pérdida del poder adquisitivo. Además, plantea ajustes superfluos y retrocesos, como monetizar las aportaciones al plan de pensiones y al seguro médico, o reducir el complemento por incapacidad temporal.
Elevada crispación
La actitud de Iberdrola en su relación con sus trabajadoras y trabajadores ha generado un conflicto sin precedentes que la ha llevado ante la Audiencia Nacional. En dos años ha sido condenada en cuatro ocasiones. La crispación laboral es muy elevada y la empresa se erige como un nuevo sindicato, ya que se atribuye funciones que corresponden a la representación legal de las personas trabajadoras.